Draco llegó en pocos minutos al gran campo de Quidditch. El cielo estaba azul, con un sol radiante, sin un alma. Excelentes condiciones para entrenar. Parecia como si ese día no hubiese ocurrido aquella desgracia que marcará para siempre la vida del rubio. Al contrario, parecia como si todo hubiese sido una pesadilla.
Pero él sabia que todo lo que le ocurrió, si ocurrió en verdad y para su pesar no lo soñó. Se montó en su escoba y se fue a volar por el ancho stadium. Piloteaba como un loco, parecia que se iba a estrellar contra los aros, contra las gradas, contra las vallas... En el último momento se viraba y no pasaba nada. Pero cuando actuaba asi estaba lleno de sentimientos encontrados. Tuvo deseos de suicidarse, voló muy muy alto y luego estuvo a punto de saltar al vacío para acabar con todo. Estaba con una pierna afuera y cuando iba a sacar la otra para caer una voz dulce como la miel lo obligó a detenerse.
Pero él sabia que todo lo que le ocurrió, si ocurrió en verdad y para su pesar no lo soñó. Se montó en su escoba y se fue a volar por el ancho stadium. Piloteaba como un loco, parecia que se iba a estrellar contra los aros, contra las gradas, contra las vallas... En el último momento se viraba y no pasaba nada. Pero cuando actuaba asi estaba lleno de sentimientos encontrados. Tuvo deseos de suicidarse, voló muy muy alto y luego estuvo a punto de saltar al vacío para acabar con todo. Estaba con una pierna afuera y cuando iba a sacar la otra para caer una voz dulce como la miel lo obligó a detenerse.