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Capitulo 1 = Recuerdos

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1Capitulo 1 = Recuerdos Empty Capitulo 1 = Recuerdos Lun Ene 04, 2010 3:49 pm

Akane Zeen

Akane Zeen
Administradora
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Capitulo 1


Recuerdos



El rocío de la mañana invitaba a pasear por el campo, un muchacho alto, de rasgos bellos y ojos color esmeralda descansaba boca arriba sobre el pasto fresco mirando el cielo.
Otro muchacho de cabellos de fuego y mirada astuta se acercaba lentamente a su amigo como un gnomo esperando el momento para meterse en el jardín, detrás de este una hermosa chica de cabello ondulado y ojos almendrados fruncía el ceño reprobando la broma de su amigo, aunque no lo reconociera le parecía buen escarmiento por dejarlos desayunando solos y escapárseles sin decirles nada.
Cabellos de fuego se lanzo sobre el chico de la cicatriz dándole un buen susto y el morocho respondiendo al ataque empezó una lucha rodando por el jardín.
--¡Ya basta Ron! deja en paz a Harry! —dijo Hermione con voz ruda, pero dejando escapar una risita, porque a Ron se le había prendido un gnomo de la oreja derecha y chillaba de un modo muy gracioso, Harry se descostillaba de la risa a su lado sin hacer nada pues su amigo se lo merecía por latoso. De un golpe Ron se lo saco de encima y todos riendo entraron en la Madriguera ya que era su ultimo día de vacaciones, al otro día debían volver al maravilloso Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería al que iban hace 6 años este seria su ultimo año, lo disfrutarían al máximo.
La seguridad en la plataforma 9 ¾ era extrema, aurors por todas partes miembros de la orden del fénix encubiertos vigilando que Harry estuviera bien, los profesores jefes de cada casa, recibiendo a sus respectivos alumnos.
El maravilloso regreso de Lupin al colegio, al parecer a los padres les parecía buena idea tener un hombre lobo por si el Innombrable se aparecía, Snape con su peor cara de desagrado por la noticia (era el 7mo año consecutivo que no conseguía el puesto de Prof. De defensa contra las artes oscuras), para empeorar la situación el profesor que lo destronaba lo hacia por 2da vez, era el colmo para su paciencia.
Después de saludar a la Profesora McGonagall que este año parecía más alegre de lo normal, a pesar de la situación, subieron al tren, la algarabía de siempre se había esfumado la noticia de que el señor de las tinieblas había vuelto, ponía a todos con los pelos de punta, si bien el colegio era el lugar más seguro de todo el mundo mágico y su director Albus Dumbledore era el mago más poderoso, saber que en cualquier momento los días oscuros regresarían aun más terribles que la ultima vez, arrasando tal vez con todo el mundo mágico y muggle, era un panorama horrible. 
Lupin charlaba con Harry de las practicas de ED y como habían avanzado en estos 2 años de entrenamiento clandestino, se maravillaba de todo lo que los chicos habían aprendido en tan poco tiempo, claro que esto lo decía como miembro de la orden porque como Prof. debía reprenderlo pero gozaría de una nunca tan bien vista falta de memoria al comenzar las clases según le prometió a Harry.

Al llegar al castillo todo se veía mucho mejor que otros años, los profesores se habían esmerado en los adornos para dar un poco de animo y esperanza a los alumnos, y a pesar de la falta de entusiasmo general se llevo la ceremonia en cierto tono de algarabía que Dumbledore logro después de realizar ciertos anuncios. Este año las clases de Adivinación, se suspendían por un incidente que la Prof. Trelawney tuvo a ultimo momento con cierto centauro del que ella estaba celosa. El pobre centauro también había resultado damnificado y no podría reemplazarla como la ultima vez, y además habría menos horas de pociones para 7mo año ya que el Prof. Snape estaría más ocupado, a diferencia de los años anteriores, cosa que a Snape no le gusto nada. Era el único momento feliz que tenia para molestar sin que nada ni nadie se lo impidiera a Potter.
Todas las mesas de 7mo año no dudaron en demostrar su alegría obvia por semejante noticia y aplaudieron fervorosamente pero más por la de Pociones, menos la mesa de Slytherin a la cual no le agradaba nada la noticia.
Todos subieron más contentos a sus habitaciones, Harry codeo a Ron para que viera como Malfoy se lamentaba porque su querido Prof. no estaría a su servicio completo como otros años.
--¿Crees que el Prof. Snape este año se meta de lleno en su tarea de espía?—le pregunto Ron a Harry en el oído.
--Tal vez, me parece que ese es el motivo por el cual Dumbledore le hizo ese encargo tan especial hace 2 años atrás—susurro Harry.
--¡Este año nos encargaremos de lleno a averiguar el secreto de Snape!—dijo Ron con voz firme.
--¡¡¡¡Shhhh!!!! ¡¡¡Baja la voz te oirán todos en kilómetros, Ron!!!—farfullo Harry.

Dos días atrás.......

Albus Dumbledore limpió sus lentes con lentitud, mientras ordenaba sus ideas. En el despacho no se escuchaban más que los murmullos producidos por la respiración de lo retratos que dormitaban. Fawkes ya había escondido su cabeza debajo de un
ala dispuesto a unírseles, arrastrado por el sopor que provocaba aquella tranquilidad.
Pasos veloces recorrían el pasillo, una capa obscura ondulando como un furioso batir de alas.
Dumbledore en su despacho ensayaba sus palabras nuevamente. Pensando en aquella carta que no podía calificarse de otra cosa, más que de increíble, y en la petición hecha. Tenía que ocultarlo, aunque él más que nadie ansiara hablar.
Pero por ahora no se podía, estaba imposibilitado por aquella promesa hecha. Debía hacerlo por la seguridad de todos.
Le habían dejado sin ir más allá, el mundo de cabeza.
Y estaba nervioso, ansioso, excitado y temeroso. De todos los ánimos posibles. Pero en esos momentos, imperaba el sentimiento de la esperanza, no para él, sino para alguien más.
En esa carta, había una posibilidad de sanación para un corazón destrozado.

Oyó cómo la gárgola empezaba a girar, y el sordo rumor de las escaleras rozando con la piedra.
- Ya viene - aspiró y suspiró. Necesitaba toda la serenidad posible.
Un toque suave a la puerta.
- Adelante... - pronunció acomodándose detrás de su escritorio, apoyando ambas manos, ahora entrelazadas, sobre la superficie de éste.
Ante él, se materializó la figura delgada y obscura del profesor más temido y odiado de Hogwarts. En su rostro había una palidez mayor que la habitual y un cansancio alarmante. Producto, sabía, de largas noches de insomnio y de actuar como un doble agente. Y sintió su corazón oprimirse de culpa, temor y una tierna preocupación por ese hombre al que quería como el hijo que nunca había podido tener.
Severus lo notó. Su rostro sereno, y sin embargo, el corazón confortado por ese afecto paterno que tanto apreciaba y nunca había tenido. Pero no era el momento de sentimentalismos. Estaban al borde de una guerra. Y Albus lo había mandado llamar en calidad de urgente, sacándolo de sus pocos momentos de tranquilidad. Más que nunca debía mantener la sangre fría.
- Buenas Noches, ¿Para qué me necesitaba, Headmaster? - cuestionó sin más preámbulos.
- Buenas noches para ti también, Severus. Siéntate, por favor. - dijo, indicándole un asiento frente a su escritorio.
- Ahora te explico, por cierto, te recomiendo, que después vayas y tomes un buen descanso y comas algo, no se te ve buen semblante. ¿Quieres que llame a un elfo? - ofreció el anciano Director.
- Por ahora tenemos cosas más importantes que tratar que mi salud – espetó fríamente.
- Entiendo, pero promete que comerás algo, después de esto.
Snape tan sólo gruñó una respuesta que pareció un si, impaciente y Dumbledore decidió pasar a lo que ahora les interesaba.
- Bien, te he mandado llamar, debido a un asunto de suma importancia que he decidido tratar sólo contigo. Por esta vez, la cuestión nos atañe más a ti y a mí y no a La Orden del Fénix.
Severus sintió sus manos crisparse sobre su túnica, el tono de Albus, había pasado de su jovialidad típica, a una total seriedad.
En los azules ojos del anciano, había una velada inquietud y un extraño nerviosismo.
¿Qué podía ser aquello que sólo podía atañirles a ellos dos? , ¿Tendría que ver con Voldemort? y ante esa idea, su mente se desbocó en cientos de posibles hipótesis, cada una peor que la anterior.
- ¿Es sobre Voldemort, acaso él...? - se aventuró a preguntar, casi al borde la silla, dejando parte de su pregunta inconclusa, temiendo materializar sus más profundos temores, en palabras.
- No, gracias a Merlín, el aun no sabe nada. Hemos hecho todo lo posible porque aún no lo sepa - contestó, logrando calmar los temores del hombre. - Sin embargo, esta situación de la que te hablo es delicada. Y la única persona indicada para ello, eres tú, Severus.
Estaba serio, muy serio, en sus ojos azules, ese reflejo de inquietud y nerviosismo continuaba, y eso lo ponía a él más nervioso.
- ¿Podría decirme de qué asunto se trata, profesor?, sin demásiados rodeos. - preguntó tratando de mantener la compostura.
- Dos Aurors.
- ¿Aurors? - Snape enarcó una ceja, sin comprender.
- Bien. Es difícil cómo empezar, aunque he tratado de encontrar las palabras correctas. Estos Aurors de los que te hablo, provienen del Ministerio de Magia de Japón. Las noticias de la resurrección de Voldemort han llegado hasta sus oídos. Y están muy preocupados. Se ha descubierto que en su propio país, se empiezan a formar grupúsculos de mortífagos. Por ahora son inofensivos, pero el Ministerio de Japón ya está dando cuenta de ellos, antes de que empiecen a actuar. Sin embargo, consideraron que lo más prudente, en sus propias palabras era: "venir y matar la enfermedad desde el origen, antes de infectar a todo el cuerpo"
- Bueno ahora que Fudge acepto la verdad... !!!
- Lo sé, se negaba a ver la verdad. Ellos lo sabían, por eso me han contactado a mí directamente. Y por esa razón, los dos mejores magos de entre su gente vienen en camino. Claro que antes que previeran algo Voldemort reapareció frente a Fudge y todo se arreglo por eso más tranquilos, y pudiendo elegir bien mandaron a sus dos mejores aurors.

Severus frunció el ceño. ¿Dos Aurors?, con Voldemort vivo, necesitaban un ejército no dos simples Aurors. Dumbledore, notando el escepticismo en los ojos de su colega, sonrió tranquilizadoramente.
- No son cualquier Auror, Severus. Son magos poderosos, de eso que no te quepa duda. Tuve oportunidad de verlos en acción. Saben hacer su trabajo con una eficiencia que calificaría de escalofriante. Están muy entregados a su causa,
aunque no tanto como para volverse ciegos, lo cual me alegra. Y tienen altos cargos en el Ministerio Mágico Japonés..
- Aun así, Master, por fuertes que sean, no bastaran para ayudarnos en contra de Voldemort. Usted debería saberlo.
- Lo sé, y lo tengo muy presente. Ellos son tan sólo una avanzada. Vendrán a reconocer el terreno y ayudarnos en la organización de la resistencia en su contra. Con el apoyo de Fudge, la orden, los miembros del Ministerio todo será más fácil que hace 2 años atrás.
Severus estaba atento a cada una de las palabras del Director y Albus continuó su plática.
- El anuncio de que Voldemort, esta de vuelta ha sido una noticia que no se han tomado a la ligera, están dispuestos a cooperar en todo lo necesario para evitar el regreso de Lord Voldemort al poder. Salvo una minoría, compuesta por algunos cabezas duras (Severus no pudo evitar torcer una sonrisa) y mortífagos encubiertos, el resto no duda de mi palabra y esperan el momento de actuar.
- Bien, prosiga, profesor.
- Como te he dicho, estos dos Aurors, son sólo una avanzada, detrás de ellos vendrán más, cuando estén seguros de dónde pisan. Arthur Weasley es un hombre muy competente en su trabajo, pero reclutar fuerzas y organizarse dentro del mismísimo Ministerio es tarea de titanes.
¿Y esos hijos suyos? - espetó Snape con desdén, cruzándose de brazos
- Charlie y Bill en este momento se hallan fuera del país, buscando aliados. Y sin embargo, ninguno tiene experiencia en cuanto a planeación y estrategia en caso de eventuales enfrentamientos con los mortífagos, esa es la razón por la que han enviado a ellos dos, al Jefe de las Fuerzas Mágicas Especiales y al Subjefe de Inteligencia y Espionaje. Son excelentes combatientes y... un matrimonio muy unido. - terminó diciendo esto con una gran sonrisa.
- ¿Matrimonio? - interrogó, enarcando las cejas.
- Sí, así es, y es aquí donde entras tú, Severus. Snape miraba ahora confuso. ¿Qué pintaba él ahí?, ¿Debía guiarlos acaso?,
¿Decirles todo lo que sabía sobre Voldemort o cooperar activamente con ellos?. Eso era muy arriesgado en su actual posición.
- No tardará mucho, antes de que sepan sobre ellos - prosiguió Albus ajeno a las reflexiones del Profesor de Pociones. - Y más que nada, saber que no son específicamente una pareja lo que se dice mayor, tienen 17 años ambos y son una parejita tan...
-¡¡¿QUEÉ?!! - Severus se levantó como impulsado por un resorte ante las afirmaciones del Director, mientras un desagradable presentimiento empezaba a crecer en su interior.
- ¡¿TRAJERON A DOS MOCOSOS A ESTE LUGAR?!!, ¡PERO EN DÓNDE DEMONIOS TIENEN LA CABEZA! - rugió.
Su primer pensamiento fue que debían estar locos. Venirse a tirar de cabeza al pozo de las serpientes, siendo tan jóvenes. Eso lo ponía enfermo.
- Calma, calma, Severus - trató de tranquilizarlo- "sabía que se iba a poner así" - pensó el mago, entre resignado y divertido
- Ellos vendrán aquí a Hogwarts a estudiar para disimular y mezclarse así cuidaran mejor a los alumnos.
Severus respiraba rápidamente. Las cosas empezaban a tomar un cariz, que cada vez le estaba gustando menos. Ahora empezaba a entender el extraño nerviosismo del mago.
Confían que si Harry Potter ha vivido aquí en relativa seguridad, ellos también podrán. Sé que tienes mucho trabajo...
Se calló un momento antes de proseguir, lo siguiente que vendría, sabia que no le iba a gustar al hombre. Observó a Severus, que ahora se había parado y lo miraba tenso y con cara de malas pulgas.
- Quiero que queden bajo tu tutela. Que los cuides de hacer tonterías son jóvenes he impulsivos él más que ella, no sea que quieran enfrentar a Voldemort ellos solos por orgullo.
- ¡¡Qué!!, ¡¡¿Quiere que actúe de niñera de esos dos?!! - y se dio la vuelta, apoyándose en un librero cercano. Eso ya sobrepasaba sus límites. Nunca se había sentido tan humillado. Pero una vocecita le murmuró, "oooh sí, claro que sí" - maldito Potter - gruñó lo más bajo que pudo.
- ¿Severus?
Otra aspiración e inspiración, había ocasiones en que quería ahorcar al anciano.
¿Que no se daba cuenta de toda la carga que llevaba encima?. Ya tenía demasiado con actuar como un doble agente infiltrado en las filas de Voldemort, ser el profesor de Pociones, cuidar que sus Slytherins y Draco no equivocaran el camino, soportar a Remus Lupin como compañero (un verdadero tormento) y al odioso de Potter y compañía, a quienes debía salvar cada vez que se metían en líos; para que encima de todo le endilgaran a un par de adolescentes malcriados.
A ese paso no creía sobrevivir ni medio año.
Se dejó caer en el sillón, frotándose las sienes, de repente le había venido una tremenda migraña.
- ¿Por qué no los deja bajo el cuidado de la profesora Minerva?, ella está más capacitada y tiene más tiempo que yo. - espetó de malhumor. - supongo que está enterada y sabrá controlar mejor que yo a ese par de chiquillos. - terminó, alzando la vista, clavando sus ojos obscuros en los del anciano mago. Dumbledore leyó en ellos un amargo reproche, que entendió perfectamente.
- Sé lo que estás pensando, y también lo siento mucho. No te lo pediría si no fuera tan importante, Severus. Sé de todo el trabajo que llevas a cuestas y más que nada, de lo difícil de esa misión, que me pone el alma en un hilo cada vez que te vas con ellos.
Minerva también me reprochó esto que estoy haciendo, ella misma se ofreció para hacer el trabajo.
Pero a pesar de que ella sea una bruja poderosa y estricta, no ha estado en contacto tan directo con las Artes Obscuras, como lo has estado tú; y más más que nada, sabes como cómo trabaja la mente de un mortífago, lo cual es una ventaja, para adelantarse a futuros planes que pongan en riesgo la integridad de estos jóvenes. Ya que no tienen experiencia con mortifagos.
Y aunque no lo creas, tu guía será la mejor para ellos. Sé que Draco empieza a rendir sus frutos - comentó con una sonrisa orgullosa, que el otro hombre no pudo evitar aligerar la mueca de enojo que llevaba pintada en el rostro. - Minerva te ayudará en todo lo que haga falta, además ellos están concientes de su situación, así que han prometido cooperar en todo para no ser una carga pesada.
- Sí, cómo no... - masculló Snape, resignado a su nuevo trabajo, detestaba acabar cediendo ante él. Tendría que plantearse seriamente, el examinar su zumo de calabaza. - ¿Cuándo llegan?
- El 2 de septiembre, justo un día después de la llegada de los alumnos, se les asignara Slytherin al muchacho y Griffindor a la muchacha ya que esas eran sus casas en Japón.
- Fantástico - espetó con todo el sarcasmo posible, completamente fastidiado.
- Anda, no te pongas así, te agradarán, son una pareja encantadora. Ya verás que te encantarán, el muchacho es todo un hombre fuerte y sano, y su mujer, un verdadero ángel. Pero no son ningunos niños, así que no tendrás que cuidarlos tanto, ya tienen 17 años, y sabrán arreglárselas cuando no estés con ellos.
Apenas había terminado de decirlo, cuando Snape se irguió repentinamente en su silla.
- ¿17... años? - preguntó, con una extraña expresión en el rostro
- Sí, así es - pronunció lentamente Dumbledore, mirando la expresión de Severus.
Y los dos quedaron en silencio. Después de un largo rato, Severus volvió a hablar.
- ¿... Un muchacho y... una muchacha? - en su voz, había un extraño deje de tristeza.
- Sí, eso mismo - y una sonrisa triste se dibujó en el rostro del anciano al ver a su muchacho, como él le decía, bajar la cabeza haciendo caer todo su pelo sobre él, hasta taparle el rostro.

En la mente del profesor de Pociones, se repetían aquellas dos frases: "muchacho y muchacha", "17 años".
Estaba tan concentrado en todo lo referente a Voldemort ese par de Aurors, que ni siquiera había puesto atención de que eran una pareja, hasta que le mencionaron la edad.
Esa edad tendrían ellos, pensó con dolor. Si tan sólo, si tan sólo no hubiese pasado lo que pasó. Apretó sus ojos con fuerza, y sus puños se contrajeron hasta dejar sus nudillos blancos. Pasado, pasado es, se dijo para convencerse y ahuyentar esas imágenes que nunca lo dejaban en paz, ni despierto, ni mucho menos dormido.
Albus Dumbledore, dándose cuenta de aquella lucha interna, se levantó y rodeando el escritorio se acercó a Snape, aun con la cabeza gacha y puso su mano en el hombre del ex mortífago, apretándolo en señal de apoyo. Para ese dolor, las palabras estaban de más.
Conocía esa pena y pensó que la vida se había ensañado como nunca con él. Una tragedia como esa, jamás debía sucederle a nadie, y por esa razón estaba ahí, con él. Para darle esa fuerza de seguir adelante y un motivo para vivir, aunque él quisiera ya estar muerto.
"Ay, Severus..." - pensó.
Después de otro rato de total silencio, Snape se levantó de su asiento. Su rostro nuevamente endurecido y el cabello cayéndole a los lados de la cara, un poco más largo.
- No hay nada más que decir, supongo.
- No, ya nada, Severus.
- Si no le importa, me retiro, Master.
- Está bien, gracias por tu esfuerzo Severus.
Asintió en forma de despedida. Pero antes de cerrar la puerta tras sus espaldas, se aventuró a preguntar, cómo eran ellos.
- Hermosos, diría yo - emoción en su voz.
No era exactamente lo que esperaba, pero ya debía estar acostumbrado a las actitudes del Mago. Nunca cambiaría, pensó. Siempre le entusiasmaban los alumnos nuevos. Con todo su bullicio y esa inagotable vitalidad que a él lo ponían de nervios; pero que en los más intimo de su ser, él envidiaba. Y estaba a punto de cerrar, cuando la jovial voz del anciano Director, lo detuvo.
- Se me olvidaba, ¡Remus Lupin vuelve con nosotros!
Tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no ponerse a gritar. ¡Lo único que le faltaba!
¡BLAM!
Fue la única respuesta del Profesor de Pociones. Los retratos se despertaron sobre saltados, dos libros cayeron y Fawkes casi perdió él equilibro sobre la percha ante el súbito portazo. Mientras Dumbledore reía bajito, había días en que creía que a Severus le iba a dar un ataque.
- Lastima que no me dejó decirle que Arabella prepararía ahora el pastel de Manzana - le dijo a Fawkes - ¿sabes?, va a ser un año muy especial, mi querido amigo.
Mientras tanto, Severus se movía como un enorme, veloz y furiosísimo murciélago, la melancolía de hacía un rato se había evaporado en segundos con esa noticia.
Los pasillos del Castillo estaban desiertos. Era una fortuna que
aun faltaran dos días para el inicio del curso, sino, dos o tres alumnos habrían acabado fulminados por una mirada de Snape.
Poco a poco empezó a descender los escalones, mascullando pestes sobre Lupin y su condenada condición de hombre lobo. Incluyendo de paso y para no discriminar a James y Harry. Peeves se paseaba por ese lugar en ese momento y sonrió malévolamente a la posibilidad de una víctima, con un carácter tan volátil y propenso a maldecir como cosaco con ese humor que llevaba.
Cinco cubos con agua aparecieron sobre él, y sin decir agua va, se lanzó sobre la victima.
- ¡Bomba uno!! - gritó Peeves
Y Snape apenas pudo evitar la enorme cascada de agua que se le venía encima.
Echando rayos por los ojos, al ver al insoportable Poltergeist con otras cuatro cubetas pletóricas de agua, listas a caerle encima.
- ¡Bomba dos!
- ¡Impervius! - bramó con un rápido movimiento de varita y el agua rebotó antes de llegar a él, mojando al poltergeist.
- ¡Gah!
- ¡Woltronnes! - volvió a gritar con un veloz mandoble. La cubeta que se hallaba en el suelo, salió disparada hacia arriba golpeando las piernas de Peeves y enviándolo al suelo. Y sin darle tiempo de elevarse. Sintió la fría varita del profesor Snape en medio de los ojos. Con una mirada de asesino que lo hizo tragar saliva.
- Intenta eso de nuevo, estúpido fantasma de porquería y lo siguiente que se estrellará contigo será una maldición imperdonable. - espetó Snape en un susurro bajo y peligroso - ¿probamos?
- Nnno, no, no, Profesor Snape. Peeves lamenta la broma, en verdad y promete no molestarle más más, señor - balbuceó el fantasma con la voz más melosa de su repertorio. Nunca se había metido con Snape, y sería mejor no volver a intentarlo, podía ser aun más desagradable que el Barón Sanguinario.
Snape despegó lentamente su varita de la frente del aterrado fantasma y se dio la media vuelta, haciendo que su túnica emitiera un pequeño sonido de frizz. Dejando a un Peeves aun aturdido.
Minutos después llegaba a sus aposentos y se encerraba en su despacho. Al menos parte del mal humor se le había ido gracias al odioso Poltergeist. Se frotó las sienes de nuevo, recargándose en su silla. Tenía que digerir todo lo que Dumbledore le había dicho sobre esos dos Aurors. Y entonces cayó en la cuenta de que ni siquiera había preguntado sus nombres.
- ¡Demonios! - gruñó, reprendiéndose por semejante olvido. Ya le preguntaría en la mañana. Por ahora su cuerpo y su mente pedían descanso.
Y entonces aquel sentimiento lo golpeó de nuevo al recordar la nueva misión que ahora le había encargado Albus.
Dos adolescentes, de 17 años.
Miró los cajones de su escritorio y del último, sacó una caja labrada en ébano con el escudo de Slytherin hecho en plata. Sus dedos recorrieron la textura dura
y lisa del objeto. Un poco de polvo se empezaba a acumular en ella. Pero seguía igual que siempre, y se preguntó, ¿hacía cuánto tiempo, que no la había sacado?.
Quizá un año, año y medio. O incluso más. Sus dedos siguieron recorriendo la caja, quitando el polvo. Suavemente colocó sus manos a los costados de la cajita y se quedó inmóvil, como si estuviera enfrente de la caja de Pandora.
Sus dedos se tensaron y lenta, muy lentamente, empezó a abrirla, hasta dejar al descubierto el contenido. Dentro de esta ésta, había algunos pergaminos amarillentos. Una flor seca. Un pedazo de tela de túnica, cuidadosamente doblado. Dos corbatitas pequeñas, verde y plata una, negra y amarilla la otra. Y por ultimo y al fondo, un paquetito, doblado en papel y amarrado con un lazo. Sólo el paquete enrollado en papel seguía dentro de la caja, después de vaciarla.
Lanzó un suspiro y con manos temblorosas, lo cogió, con temor, casi con veneración. Y lo sostuvo frente a sí. Hasta que se decidió a desatarlo con dolorosa lentitud.
El papel cayó en la pulida superficie de su escritorio. En sus manos sostenía lo que parecía ser un retrato. Hecho del mismo material que la caja. Alternó la vista entre el retrato y las cosas ahora regadas en el escritorio.
Cada una tenía una historia, y los mejores recuerdos de su vida.
- Pero lo mejor de todo, vive aquí.... - musitó con inmensa tristeza, mientras sus ojos, se volvían más obscuros, y sus dedos recorrían la superficie del retrato que sostenía. Las personas de la foto le sonreían y lo saludaban felices. Había en los ojos de aquellas figuras, amor. Un profundo y absoluto amor hacia él. El mismo triste amor, que los ojos del Jefe de la Casa de Slytherin irradiaban. - los extraño... tanto, tanto... y unas lagrimas traicioneras brotaron de sus ojos... .

El 2 de septiembre.....

Harry se levanto inusualmente temprano, después de despertar a Ron con una tierna demostración de cariño; un almohadonzazo despertador, a lo cual Ron siempre se levantaba sobresaltado y regañando a su amigo por tan poca falta de tacto. Corrieron al gran salón para ser los primeros en desayunar y allí se encontraron con una sorpresa una bella chica de cabellos oscuros y ojos miel se encontraba charlando muy animada con el Prof. Snape que parecía indiferente a la platica aunque le miraba como hinoptizado.
--Mira Ron ¿Quien será esa bella chica?—dijo emocionado Harry.
--Eso quisiera saber yo –contesto Ron con un destello de alegría en sus ojos.--Ya tendré con quien darle celos a Hermione--, pensó.
Albus al ver a los chicos los llamo a su mesa.
--Mis queridos chicos ya que son los primeros en llegar serán los primeros en conocer a su nueva compañera...
--¡¡¡Uy!!! nueva compañera, fabuloso, mi plan funcionara mejor... —pensó extasiado Ron.
Harry no podía pensar estaba muy emocionado después de lo de Cho no le había ido muy bien con las chicas para ser más sinceros le fue muy mal. Esta era una buena oportunidad para crear nuevos lazos.
--Srta. Zeen.
La muchacha se dio vuelta, su tez era morena, sus ojos de color miel y mirada picara, no era muy alta pero su figura era harmoniosa, ni mucho ni poco lo ideal.
--Si, querido Director Dumbledore—dijo dulcemente la chica.
--Le quiero presentar a dos de sus nuevos compañeros, Ron Weasley y Harry Potter.
--Mucho Gusto, Weasley, Potter, un placer conocerlos, y en especial a ti Potter toda una leyenda en nuestro mundo. Me llamo Akane Zeen.
--Hola, que g... —atino a decir Harry cuando de la nada la chica se le acerco y le dio un beso en la mejilla.
--Perdona, no creas que soy grosera pero no todos los días se conoce al niño que vivió... —y muy amable también beso a Ron.
Ambos muchachos se quedaron helados, al igual que el Prof. Snape cuando conoció a la chica también se había atrevido a darle un beso a él, lo cual descoloco al hombre por primera vez sin poder reaccionar.
--Disculpen, soy una tonta siempre olvido que ustedes los ingleses ven como una ofensa que se les salude la primera vez tan familiarmente, es que en el ultimo país en donde estuve es de lo más normal hacerlo, lo siento les pido mil disculpas...—claro que todo esto lo decía de la boca para afuera ya que disfrutaba ver las reacciones de los chicos al besarles, era muy gracioso ver como se sonrojaban o palidecían, en ese mismo plan se encontraba el muchacho que se divertía viendo como las chicas se sonrojaban por su trato tan raro.
En ese instante el muchacho, de ojos color cielo, cabellos como el sol y figura envidiable, se acerco a ellos saludándoles de la misma forma pero sin disculparse.--Que suerte que regresó, querido. Bien les presento a su otro nuevo compañero, Shigeo Zeen, hermano de Akane—dijo Albus con su tono habitual de jolgorio.
--¡Hola!-dijo tajante Ron, sin darle demasiada importancia al chico.
--¡Hola ¡--dijo Harry.
--¡¡¡No puedo creerlo!!! has visto quien es Akane... —grito Shigeo desbordado de la emoción.
--¡¡¡¡¡¡¡Claro, no soy tonta, ni ciega para tu información, hermanito!!!!!!!!!—replico Akane con enojo.
--Pero si eres el famoso Harry Potter, ¿¿¿me dejas ver tu cicatriz???—pregunto con inocencia.
--No seas tonto, como le dices una cosa así no es una estatua para admirar, ten más respeto, Geo-chan—incrimino furiosa a shigeo aunque también se moría por verla.
--Esta bien no te preocupes, ya estoy acostumbrado a que me pidan eso—dijo Harry raramente amable(años atrás habría mirado de muy mal modo a cualquiera que le pidiera semejante cosa) y levantándose el flequillo mostró su marca.
--¡¡¡¡Guaaaauuuuuu!!! Si que es h... auchhh!!!!—no termino de decir porque Akane lo habia sujetado del brazo con tal fuerza que si el chico no fuera experto en artes marciales habría quedado sin brazo.
--¡¡¡Ajajajaja!!!, disculpen a mi hermano a veces es tan impulsivo bien tienes que irte a hablar con el Prof. Snape... ¿ verdad?.
--Si, si ya voy, no te enojes mi A-chan—dijo con voz dulce y compradora a su pareja que lo miraba con ganas de asesinarlo, le beso tiernamente en la mejilla y se dirigió donde el Prof. de pociones.
El Prof. Snape miro a Harry y a Ron con el mismo desprecio de siempre aunque esta vez había un destello de odio fulminante casi letal que a ninguno de los dos les gusto.
Eran las 7:30 lentamente el salón se fue llenando de hambrientos alumnos que se preparaban para un duro día de Clases, antes de comenzar el director dijo unas palabras presentando a los nuevos alumnos y diciendo sus correspondientes casas con la inigualable ayuda del sombrero seleccionador, efectivamente como el director había pronosticado, Akane fue elegida para Griffindor, y Shigeo fue a dar a Slytherin para mala suerte de Malfoy, que ya le había conocido en los pasillos y odiado al instante por atraer la atención de todas sus chicas.



Nota de la Autora 2009 edicion: El pais donde habian estado es en Argentina, aqui como el todo Latinoamerica nos tratamos con cariño asi no nos conoscamos el beso en la mejiilla nunca falta y pues ls ngleses sn muy friiooos en ese tema....Y noo hay gripe A que cambiie eso....Y Gracias a toodos los que lean el fiic....jajaja me hace gracia ver como reaccionan Ia gente extranjera ante tanta faciiidad en abrazos

http://lucassgrabeellatino.tk

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